Hoy en día no se nos ocurre salir de casa sin desodorante. Sabemos que en cualquier momento de estrés, calor o ejercicio, nuestras glándulas sudoríparas empezarán a generar el principal causante del mal olor corporal, el sudor. Pero hubo un tiempo en el que no existía ¿Cómo se apañaban para evitar el mal olor?

La historia del desodorante

El concepto de higiene proviene de la época en la que egipcios, romanos y griegos que adoraban a la diosa de la curación Higía. Aunque aún sus rituales de higiene fueran escasos hacían uso de hierbas y otros remedios naturales para perfumarse y evitar malos olores.

Con el tiempo, en la Edad Media, evolucionó el concepto de higiene personal y aquellos que podían disponer de recursos como agua caliente y perfume, se cuidaban como símbolo de nobleza. Lamentablemente solo unos pocos tenían acceso a estos privilegios, por lo que el mal olor corporal continuó siendo un mal común e inevitable.

Fue en la Revolución Industrial cuando cambió el punto de vista respecto a la higiene, y pasó de ser un lujo a una necesidad latente. La aglomeración de los trabajadores en los pequeños espacios de trabajo producía, a causa de la falta de higiene, no solo mal olor sino también un riesgo para la salud.

Finalmente, en 1888, llegaba el primer desodorante al mercado gracias al trabajo de investigación de la marca Mum. Una crema pastosa que inicialmente solo usaban las mujeres pero que, con el tiempo, también resultó ser útil para los hombres.

Años más tarde, en 1950, aparecería el desodorante tal y como lo utilizamos a día de hoy en spray y en roll on, este último formato se volvería muy popular en los años 70. Gracias a esta y otras evoluciones su uso es hoy más cómodo, eficaz y duradero, además de una solución eficaz al olor corporal.

La verdadera causa del mal olor

El olor corporal se produce en las partes del cuerpo donde la concentración de glándulas sudoríparas es mayor, como, por ejemplo, la axila. En este pequeño espacio de nuestro cuerpo hay muchísimas glándulas que expulsan sudor. Cuando nuestro cuerpo necesita ser ventilado, empieza a transpirar para reducir los grados centígrados.

Al transpirar por las glándulas, el sudor se acumula especialmente en las áreas donde más glándulas hay. Pero aún no sufrimos de mal olor. De momento el único problema es la humedad causada por la sudoración, pero es justo ahí donde radica la causa del mal olor.

Las zonas húmedas son el caldo de cultivo para una serie de bacterias que al expandirse y reproducirse emiten ciertos gases. Estos gases generados por los microorganismos que habitan nuestras axilas son los culpables del olor corporal. Pero, aunque existen desodorantes antitranspirantes que bloquean la transpiración para evitar sudar, debemos tener en cuenta que nuestro cuerpo necesita expulsar de alguna manera este líquido para refrigerarse.

La solución al olor corporal

La solución al olor corporal recae en la fórmula del desodorante. La combinación de sus componentes hace que, al aplicarlo, nuestra piel sea demasiado ácida o salada evitando así que las bacterias de nuestro sudor puedan actuar y generar el mal olor. Sí, sudaremos igualmente pero no produciremos mal olor ya no dejaremos actuar a los microorganismos causantes del mal olor.

El complemento ideal para evitar malos ratos, y olores, es el desodorante; pero aún es más eficaz si el desodorante contiene el perfume que más te guste o una fórmula super hidratante como el Desodorante roll-on BIO* Aloe Vera y Oliva. Ya sabes que en Equivalenza puedes escoger el desodorante creado con tu perfume favorito. Además, acabamos de aumentar la gama de desodorantes con nuevos perfumes ¿A qué esperas para hacerte con el tuyo?